"When you smile, I feel 101 % happy"

martes, 18 de junio de 2013

Adolescencia

Almas jóvenes que sonríen bajo las luces que se estrellan en la bóveda oscura del cielo, a altas horas de la noche. Los fuegos artificiales estallan ahí arriba, pero también dentro de ellos. Sus corazones se emborrachan con el licor de los chistes, las ideas locas y los juegos de adolescentes. Por sus venas corre una sangre distinta de la tuya y de la mía. A ellos la música de esas noches que atropellan a los dias  les sirve de desayuno. Ellos corren, juegan, vuelan, se atreven a todo, se dejan llevar, creyendo que por olvidar los miedos van a desaparecer para siempre. El alcohol piensa por ellos. Se creen libres, capaces de todo. Sus heridas sanan, y blanden la espada poderosa del orgullo ante las posibilidades, incapaces de darse por satisfechos. Ambición, grandeza, euforia, adrenalina. Buscan sorpresas, riesgos, felicidad instantánea -no se preocupan por los años venideros-. Son ingenuidad, impaciencia, terquedad, independencia y masa al mismo tiempo, impredecible existencia, pensamientos desnatados. Sus opiniones no valen menos que el oro, discuten sin saber en un afán de forjarse a sí mismos, aunque optan muchas veces por hacerlo en grupo, tal vez para hacer de esta febril adolescencia una maduración más fresca y llevadera, tal vez para buscar el apoyo y seguridad que no hallan en la imagen del espejo. Sin embargo, la soledad es un espacio acogedor para quienes necesitan fermentar sus ideas, como la uva que reposa durante un tiempo para alcanzar las propiedades de un buen vino. Adolescentes.

Tu y yo, Diario, somos distintos. Nos inspiramos el uno al otro y nos repartimos la experiencia en dos mitades iguales, sin llevarse, el que reparte, la mejor parte. No necesitamos nada, ni a nadie -aunque siempre agradecemos la compañía de quien ama de la misma forma que nosostros-. Somos libres, en cierto modo. La experiencia poco a poco suma años a nuestro contador, haciéndonos no más viejos pero sí más sabios. Como si en vez de décadas, cumpliéramos siglos. Envejecemos soplando versos en lugar de velas. Supongo que eso nos hace diferentes. Mis ideas reposan en tus páginas elaborando textos que tú guardas con cariño, y que a veces se ven superados por palabras más jóvenes y precoces... Somos musa inspiradora y escritor al mismo tiempo.

Todos esos momentos que los demás jóvenes dejan en manos del ámbar de sus copas de cristal. o de amigos que son temporalidad, o de noches que se entremezclan con amaneceres desteñidos por el sueño..., esos momentos yo los dejo en forma de poesías, de cuentos, y de historias.