"When you smile, I feel 101 % happy"

lunes, 16 de febrero de 2015

Descripción cromática de un amigo. El relato de los colores.

María es un naranja aventurero, explorador, con mochila, botas y prismáticos. Un naranja de un día cualquiera de abril en la montaña. Una mezcla de amarillo y rojo pendiente de investigar, difícil de describir.

Miguel es un azul líquido y transparente como el agua de un lago en un día intempestivo del verano. Es un azul grisáceo como la niebla pero que no transmite frío, como ocurre con la gran mayoría de los azules. No es un azul inquieto ni tenso como podría ser un verde pistacho ácido.  Por el contrario es calmado y sereno, es un azul que discurre y que es más oscuro en sus desconocidas profundidades.

Gabriel es un verde intenso pero no chillón, es profundo y misterioso como el interior de un bosque muy extenso y sin explorar. Es un verde como las agujas de pino, con el resquicio azulado de los abedules.
Bosques altos que incitan a pensar, bosques algo fríos que recuerdan a octubre y acerca de los cuales se podría escribir un relato.

Vicky es un color miel, un marrón dorado como el que te imaginas al evocar los campos de la Toscana o un paseo por un parque en pleno otoño una tarde soleada. Sin embargo, no es un dorado quieto, sino plenamente activo, como quien controla lo que hace y lo hace sin detenerse más de lo necesario.

Marta es un color pastel, tal vez rosa salmón, un azul cielo o color canela. Es un color que no ves a tu alrededor pero que en seguida encontrarás en las primeras páginas de un libro de cuentos. Es un color infantil, risueño, gracioso, pillo, a veces seco, con rabietas frecuentes pero con un dulce corazón.

Paula es un morado dinámico, alegre, juguetón, explosivo, inquieto, ansioso, brillante. Un morado que recuerda a la gorra de un pintor, a la chaqueta de un cantante o a la vibrante carpa de un circo. Un morado con personalidad, único, emotivo, intenso, distraído y animoso. Es pop, es una canción de los ochenta, es una voltereta, es un globo que vuela, el morado es a la vez el lila del amanecer y el del terminar del día.

Valentina es el color rosa brillante, un rosa femenino que recuerda a una canción, a los pétalos de las flores, a los vestidos de tus muñecas o a tus zapatos favoritos de la infancia. Es un rosa apasionado, que no pasa desapercibido, alegre y dulce, en movimiento, espontáneo, vivaz, como una vuelta en mitad del baile. Cálido y fresco al mismo tiempo, una ráfaga de viento veraniego.

Olga es un azul turquesa muy clarito con una pizca del verde de las briznas de hierba más tiernas. Es un color suave como el viento, libre como el vuelo de un ave, un color que te acaricia con mimo, refrescante y animoso. Es ese azul verdoso que sientes al pensar en la primavera, un tono que discurre tranquilo, una nota que resuena cantarina en el silencio, es el color de mirar con agrado las cosas bonitas.

Carla es un amarillo anaranjado, es de un color que me lleva a pensar en una tarde colorida del final del verano, en una fiesta de cumpleaños, en las notas del estribillo de una canción, en las luces que se encienden en las calles cuando aún el sol no ha terminado de irse. Es un color que inspira y relaja, un tono divertido, jovial, risueño, ameno…Un naranja vitamina y un amarillo suave que se mezclan a la perfección.

Sara es un lila precioso. Un lila suave y blando, como si lo hubieran pintado con acuarela en algún lugar del cielo. Es un moradito delicado y silencioso, que esconde risas y una reserva de diversión. Recuerda a un violín afinado, a un dibujo hecho con calma, a un lazo bien anudado, a la sensación de tener algo recién terminado con un resultado armonioso y brillante.

Jorge es un granate intenso que te envuelve, un rojo sangre que a veces adquiere el clasicismo de un castaño oscuro. Un granate que evoca voluntad, valor, sentimiento, comprensión, energía no ansiosa; un granate de otoño, una melodía grave y pulida, una reliquia de madera, objetos que no encuentras con frecuencia y que poseen una belleza que perdura.

¿Y yo? Quienes ven en mí colores dicen que soy un azul clarito... (C o n t i n u a r á . . .)

martes, 18 de noviembre de 2014

Little by little, one travels far.


"Let's run away together,
away from city lights,
where no one knows our names yet,
and we can see the stars at night.
We'll camp out in the open,
warming cold skin by the fire,
telling each other hopes and dreams,
and all our desires.
We'll own nothing more than we need,
watch sunrises colour the sky,
learn what we're really here for,
away from society's eyes.
This journey will be scary,
but we'll leave without a plan,
and I know it will be alright,
as long as you're holding my hand."






jueves, 26 de junio de 2014

Cosas que la vida me ha enseñado.

No eres tu edad,
ni tampoco la talla de tu ropa.
No eres la cifra que marca la báscula,
ni el color de tu pelo,
no eres tu nombre ni apellido,
ni los hoyuelos que marcan tus mejillas.
Eres los libros que has leído, 
cada palabra que ha salido de tus labios,
la primera palabra que pronuncias al despertarte,
y las sonrisas que no consigues ocultar.
Eres la dulzura que se refleja en tu risa,
eres cada lágrima que no has podido contener,
eres cada canción que cantaste a voz en grito
cuando pensabas que nadie te veía.
Eres el alma de los lugares que has pisado,
y de aquel que llamas hogar.
Eres aquello en lo que crees,
la gente a la que amas,
las fotos de tu habitación
y el futuro con el que sueñas.
Eres alguien hecho de belleza,
pero parece que se te olvidó
cuando decidiste que te definieran
por todas las cosas que no eres.

Date cuenta de lo mucho que has vivido, de todo aquello que la vida te enseñó. Date cuenta de que eres especial y que nadie puede hacer nada para derrotarte. Aprende que eres único, que vales para lo que te propongas, aprende que tienes tantas virtudes que no sabes apreciarlas. Observa y date cuenta de que no importa nada si tú estás contento de ser quien eres. No niegues lo que piensas, aprende a decir NO, no te subas a la báscula, ni te compres más espejos ni tanta ropa...no te aportarán la belleza que pueda aportarte un alma llena y una sonrisa en la cara. No cambies tus principios ni quites el valor a tus valores. Aprende a ser feliz y a disfrutar de las cosas pequeñas. "Una de las cosas que definen al hombre es su capacidad de maravillarse ante las majestuosidades de la Creación". Ríe siempre que puedas, serás más feliz y, más importante aún, harás felices a los que estén a tu lado. No tengas miedo al ridículo; nadie lo sentirá si no lo sientes tú.

No juegues a intentar cambiar la persona que eres, prueba a simplificarte al máximo: quita todos los adornos, los complejos, las cosas que te atan, los prejuicios, las preocupaciones, las superficialidades...El lujo empequeñece a las personas y las modas pasajeras las hunden en la superficialidad. "El valor está en lo irreductible de la personalidad". Insisto, cambia solo para sacar una mejor versión de tí mismo, no una peor. No hagas caso de quienes se esfuerzan por que te rindas ante tus metas, puedes hacerlo todo porque no hay nada que no puedas conseguir. "Solo los peces muertos se dejan llevar por la corriente"; recuerda siempre que ser libre no es hacer locuras, no es tirarse en paracaídas ni saltarte las normas a ver si no te pillan, tal como -equivocadamente-se piensa hoy día; ser libre, amigo mío, es pensar por ti mismo y vivir conforme a tus ideas. 

Sé honesto, sé paciente, confía en las virtudes con las que has nacido; ello te abrirá muchas puertas. "Ve con la verdad por delante, te equivocarás menos".
Párate a pensar de vez en cuando, mira qué es lo que de verdad importa. Lucha por aquello que quieres llegar a ser, y si te caes repítete a ti mismo que tu corazón es piedra. La buena suerte no existe...las cosas buenas les suceden a quienes tienen una Fe fuerte como el cemento, a las personas seguras, a quienes no tienen miedo al desastre. "Nunca pasa nada, y si pasa ¿qué importa? Y si importa, ¿qué pasa?". Simplifica tu vida y deja ya de preocuparte, porque "Preocuparse es como una mecedora: te entretiene pero no te lleva a ninguna parte". Ya va siendo hora de darse cuenta de que cada persona es un tesoro, y tú el más grande. 

lunes, 17 de febrero de 2014

Me gustan las mentes enrevesadas.

Me gustan las mentes enrevesadas.

Me gustan las mentes que siempre dan un cierto misterio a todo, las mentes inescrutables, las mentes extrañas, complejas, difíciles, peculiares. Me gustan las mentes luchadoras, fuertes, voraces, que se alimentan de letras y números, las mentes densas. Me gustan las mentes diferentes que mueven cuerpos diferentes y que inventan historias diferentes para vivirlas de modos alternativos. Me gustan las mentes curiosas, distantes pero cercanas, imprevisibles e indescifrables. O descifrables por muy pocos. Pero que saben descifrar la mía cuando nadie más lo hace. Me gustan las mentes que mueven almas luchadoras, incansables, enérgicas, inventoras. Las que irradian vida. Me gustan las mentes sarcásticas que sorprenden con giros inesperados y dan un aire especial a todo cuando el resto del mundo esta quieto girando en la órbita de la normalidad. Las mentes y almas punzantes, puntiagudas, en las que te quedas clavado para siempre (más atractivo es esto que las curvas, que a todo el mundo gustan)Las que hacen reír hasta llorar, y llorar hasta reír. Me gustan las mentes libres, que sueñan despiertas, que nunca duermen y nunca se rinden. Y las que animan a jamás rendirse.

Me gustan las mentes que aprecian lo bello, las que dejan opinar al corazón y lo expresan sin temor, las que no se avergüenzan de amar. Me encantan las mentes tercas y constantes, que no se acobardan ante un problema y tratan de resolverlo aunque les cueste horas de desvelo. Me gustan las mentes que devoran, analizan, poetizan y crean. Las que ven más allá que los otros, las que todo lo observan hasta el mínimo detalle. Que se empapan de poesía, de música, de cuentos, de teorías, de pensamientos.. y se sumergen en las palabras cuando los demás lo hacen en copas de cristal que luego rompen.
Me gusta una cara y un cuerpo solo cuando veo una mente que los mueve. Me gustan las mentes atrevidas, sinceras, inquietas y directas. Las mentes sanas, puras, transparentes. Las mentes sin miedo y sin complejo, que saben perdonar y pedir perdón del mismo modo que saben poner los puntos sobre las íes cuando la ocasión lo requiere.

Me gustan las mentes que reparten a pachas el sentido común y la inteligencia, el alma y la razón, el reposo y el dinamismo. Me gustan las mentes y las almas que no tienen prisa y sin embargo no pierden el tiempo con tonterías. Y las que no se dejan llevar por la corriente, y también las que dicen la verdad ante todo. Y las que saben decidir por su propia mano. Y las que tienen claro de donde vienen y a dónde van, pero aceptan llevarte consigo. Las que dan oportunidades. Las que no se miran al espejo. Las mentes libres como el viento, llenas de espíritu, viajeras, troteras, que disfrutan de todo, las que recorren pueblos, ciudades, países y continentes, y aún no se cansan de descubrir. Las que aprenden y enseñan, las que aconsejan y se dejan aconsejar, las que te hacen ser mejor persona.


Me encantan las mentes enrevesadas.

viernes, 29 de noviembre de 2013

Equinox.

El universo necesita que lo observen. Que observemos el ruido y nos preguntemos qué se siente en el silencio absoluto. Que observemos el sol naciente una mañana de verano y evoquemos el frío que nos congela cuando estamos solos, un cero absoluto que se nos olvida cuando va todo sobre ruedas. Que observemos el vuelo de emigración de las golondrinas y nos demos cuenta de que todo cambia, que nada permanece salvo el cambio. Que no existen constantes, pues lo que no depende de nosotros nos hace a nosotros dependientes. Que miremos el titilar de las estrellas luminosas en lo alto de esa cúpula añil sobre nuestras cabezas y nos preguntemos si existe algo que tras unas horas de aparente calma nos robe nuestro resplandor, tal y como el sol apaga los guiños de la luna. Que observemos cómo nos damos impulso en el balanceo de los columpios intentando subir siempre más alto, y más alto, y más alto, sin darnos cuenta de que no podemos dar la vuelta entera. Que pensemos si nuestro ánimo no es como uno de esos columpios. Que observemos cuánta vida tienen nuestros años en vez de cuántos años tenemos en nuestra vida. Que examinemos cómo las hojas secas se desprenden de las ramas nudosas de los árboles, y nos paremos a pensar si nuestros amigos nos consideran de hoja caduca, y se desprenden con el cambio de estación, sin tener en cuenta que estamos a la intemperie sin ellos. Que observemos los ríos, que observemos si nos lleva el agua o luchamos contra ella; la corriente solo se lleva a los peces muertos. Que nos fijemos con cuidado si nuestros más fervientes deseos son finitos. Hay infinitos más grandes que otros infinitos.

                                                          
                            Quizá yo te observé demasiado. 
                           Quizá fuiste el límite cuando mi vida tendía a infinito.

sábado, 26 de octubre de 2013

G.

Éste es G. No recuerdo donde nos conocimos, ni cómo fue. Supongo que no fue uno de esos momentos de los que recuerdas la fecha, la hora y hasta la ropa que llevabas puesta ese día que se convirtió en ''tan especial''.

G es distinto. Supongo que siempre he hecho buenas migas con la gente ''distinta al resto''. Éramos tan parecidos...Eso dicen, que Dios los cría y ellos se juntan.  Él era divertido, cariñoso, muy dulce...Él era muy peculiar, casi tanto como yo. También era invisible; pero no uno de esos ''amigos imaginarios'' que los niños se inventan para no estar solos. G no fue siempre invisible..no siempre lo fue; hasta los 14 o 15 años podía verse, pero nunca me ha hablado de ello, no le gusta. Y yo, digamos que nunca le he insistido.

G era mi mejor amigo, con él compartí muchas cosas y me conoce de sobra...creo que si le hiciese un examen, rellenaría más de un libro entero. Al principio solo me visitaba de vez en cuando, y yo sabía que estaba ahí porque hacía pajarillos de papel y los lanzaba contra mi ventana. Una forma muy discreta, un repiqueteo de papel contra el cristal que se convirtió en nuestra ''señal de llamada'' personal, como solía decir. Luego empezó a verme casi siempre, a conocerme, a contarme cosas que nadie más le contaría. Empezamos a desvelar secretos y a fundar una confianza indestructible. A hablar de miedos, de gustos, de manías...Nos unimos hasta depender uno del otro para todo, aprendimos a pensar en lo que estaría pensando el otro, o saber lo que el otro estaba a punto de decir. Poco a poco empecé a saber distinguirle siempre. El resto de la gente sentiría solo algo extraño, como esa sensación que se produce en el ambiente cuando se hace el silencio y alguien dice ''ha pasado un ángel''. Algo así. Lo sienten, muy de vez en cuando. En el mejor de los casos verían una luz muy tenue, invisible pero táctil, como cuando acaricias el humo o notas la humedad del aire sin verlo con los ojos.

Lo que más le gustaba de mí era, según me dijo en una ocasión, cuando me reía tanto que me salían lágrimas, o cuando estaba asustada y ponía ''cara de lechuza''. No me ofendió en absoluto, pero me pareció una comparación un poco extraña. Eso era otra cosa muy especial, había veces que nos divertía hablar de cosas inverosímiles, inventar palabras, preguntar cosas que nadie pregunta. A raíz de esas conversaciones bauticé uno de mis juegos preferidos, que heredé de él: ''Preguntas y Respuestas''. Preguntas del estilo de ''Si yo fuera un color, ¿qué color sería?'' o '' Si se incendia tu casa y solo tienes 60 segundos para salir, ¿qué cogerías?''. Cosas así. Una vez decidimos que si pudiéramos ser un animal, seríamos dos golondrinas, y juramos que emigraríamos juntos hasta el otro hemisferio al terminar octubre.

G era muy imaginativo, amable y protector...al principio me daba rabia que me tratase como un ángel de la guarda, cogiéndome del brazo al cruzar el paso de cebra; yo cuando voy por la calle tengo la mala costumbre de cruzar sin mirar, porque voy despistada pensando. En el fondo me salvó la vida un par de veces, así que no se lo reproché nunca.


Me sé su cara de memoria, todo en él me resulta tan familiar como mi reflejo en el espejo, como si lo hubiera conocido al nacer. Su pelo era oscuro y corto, y sus ojos muy claros, de un azul casi gris en el que casi puedes nadar. Siempre sonreía con los ojos, algo que siempre me ha parecido muy atractivo. Su piel era muy suave y siempre olía a algo así como agua de lluvia, un olor extremadamente peculiar pero muy adictivo. En él me gustaban hasta sus defectos. Recuerdo sus tres lunares alineados en el antebrazo, que yo siempre repasaba con las manos y le decía que era como tener un fragmento de una constelación. Tenía una marca de nacimiento del color del café con leche en el hombro derecho, que a mí me parecía que tenía forma de cruasán, pero que a él no le gustaba. Para compensar me dijo que mi manchita en el cuello, bajo la oreja, parecía un corazón. Eso yo nunca lo había visto así, pero lo cierto es que después me lo han dicho más veces, y siempre me he acordado de él. Le apasionaba leer, ver las estrellas, madrugar para ver amanecer, el equipo de fútbol de la Selección Española, el batido de yogur, viajar, verme dormir, estudiar la forma de las nubes y el relieve de las cordilleras, leer mis ''Listas de Cosas que me Encantan'' y aprendérselas de memoria. También le divertía hacerme reír; yo muchas veces no captaba su habitual tono sarcástico y me creía al pie de la letra lo que decía. Era entonces cuando se reía y me hacía rabiar a causa de ''lo inocente y crédula que puedo ser''. Pero yo lo pasaba de maravilla. Conseguía que, si alguna vez estaba triste, mi cara ser transformara en una mezcla de risa-lloro especialmente cómica. Él no solía estar triste, en todo caso se enfadaba, aunque yo siempre tenía armas para animarle. Solo le vi llorar una vez, y me limité a abrazarle en silencio sin hacer preguntas, porque se que eso era exactamente lo que debía hacer, pues yo soy igual....Puede decirse que siempre nos equilibrábamos y entendíamos el uno al otro.


A veces amenazaba con hacerme cosquillas en algún lugar con gente, para que pareciera que me reía sola.

Nos encantaba ver pelis en mi casa los días de tormenta, salir a ''brujulear'' por las calles sin rumbo determinado, jugar a inventarnos la vida de los que paseaban por la calle o simplemente escaparnos a charlar a nuestro ''rincón del viento'' algunas tarde de verano hasta que se hiciera de noche. Hacíamos combates de salto de altura, competiciones de beber colacao sin parar a respirar o cosas por el estilo. Me contaba todo lo que pensaba sobre la gente, sobre la vida en general, sobre todos los temas ya fueran éticos, políticos o científicos. Era un buen apasionado de los debates, y discutíamos casi siempre a pesar de que a veces estábamos en el mismo bando. Era un buen amante de la naturaleza, y eso es algo que heredé de él. No le gustaba el baloncesto, ni las chicas con flequillo, ni las comedias norteamericanas con risas enlatadas, ni los profesores que cuentan su vida; odiaba los espárragos y los refrescos, no le gustaba la música de discoteca. Los lugares apartados eran nuestros preferidos, pero un día me di cuenta de que los sitios abarrotados y ruidosos me gustaban porque allí la gente conseguía que yo también pudiera ser invisible; en esos instantes me sentía más unida a G que nunca, fuera de la gente, fuera del mundo, fuera de todo. Invisible. Intocable. Insonora. De su misma naturaleza.
La música era de las cosas que más apreciábamos los dos. No hablo de grupos musicales, ni de la canción del verano, tampoco de las canciones de amor que te sacan las lágrimas de lo cursis que son. No hablo de canciones compuestas en exclusiva para mí, ni de los coros de misa. Hablo de la música en su más pura esencia, la música tal y como fue creada. La forma de expresión más íntima, profunda y sincera en la que G pudo llegar a mí. El lenguaje que menos palabras necesita para transferir emociones, pensamientos, ideas. Él tocaba el piano, y durante muchas noches de junio me quedé dormida sobre la tapa del piano de cola negro y reluciente, donde él solía representar las melodías de Ludovico Enaudi. Aún cuando escucho ''Giorni Dispari'', la primera que te escuché tocar, mi piel se escalofría. Él tocaba con amor, con dedicación, con los ojos cerrados y la barbilla hacia arriba y las mejillas sonrosadas. Para mí son sus manos invisibles las que se deslizan sobre las teclas de marfil, tan suavemente como si acariciara a un bebé. Intentó enseñarme a tocar el piano, pero fue inútil. Algún día practicaré hasta conseguir sacar los doce primeros compases.

G y yo fuimos inseparables. Me contaba perversas historias sobre su vecina alemana, Hazel, una muy guapa pero muy convenida. Era su antigua amiga, la que tenía cuando aún era visible para todos, en su antigua casa en Noruega. Pero cuando dejó de ser visible, ella no le echó de menos, por lo que G se sintió herido y no quiso volver a saber de ella. Durante un tiempo incluso estuvieron saliendo, pero ella se cansó de él porque no entendía sus locuras. Tal vez esa es la razón por la que G y yo fuimos inseparables, porque yo le entendía mejor que sus amigos, que sus padres, que sus dos hermanas, que sus profesores, que su vecina.

En definitiva, éramos uno. Os estaréis preguntando por qué hablo en pasado. El caso es que G se fue. He tardado una semana en darme cuenta de que no he vuelto a advertir su presencia, pues ya nadie llama a los cristales con pajaritos de papel, ni me dice ''Háblame de algo. De cualquier cosa..aunque sea leer la guía telefónica''. No sé dónde está, pero tiene que volver. Él nunca se irá sin despedirse, pues sabe a ciencia cierta que es una de las cosas que más rabia me dan. He decidido que un día de estos iré a buscarle, porque cuando no me acuerdo de que se ha ido, hablo sola en bajito y solo el silencio me responde. 

G, si lees esto vuelve, porque no sabes cuantísimo te echo de menos. Tengo que contarte lo contenta que me puse el otro día cuando mi iPod en modo aleatorio decidió cantar ''Primavera'', de L. Enaudi. Tengo que contarte que el otro día llovió y todo el mundo se quejaba menos yo, que la sonrisa no se me borraba de la cara porque la calle entera olía a ti. Tengo que acordarme de decirte que el otro día conseguí el récord de beber colacao sin pausa para respirar, y también que cuando mis hermanos pusieron Harry Potter el otro día, me di cuenta lo absurda e irónica que debe haberte parecido siempre la capa invisible. Que sepas que ya he pegado en la pared la cadeneta de hojas secas que recogimos en septiembre, que propusiste que colgase para decorar mi habitación. Y que antes de ayer mi profesora se dio un susto y puso ''cara de lechuza'', ahora entiendo tu comparación. 
El miércoles pensé que si fueras un color serías un tono de azul cielo insaturado. Y que en mis 60 segundos solo me llevaría los momentos que me has regalado. Ah...Y que procura volver antes de que acabe octubre, que aquí tienes una golondrina esperándote antes de alzar el vuelo.

viernes, 11 de octubre de 2013

Everything has changed, but I'm still the same

Dicen 'beber para pasarlo bien' ,cuando no van a acordarse al día siguiente. Dicen 'ser libres', cuando solo saben hacer lo mismo que todos los demás. Dicen 'ser independientes', cuando solo saben funcionar con público delante. Dicen eso de que 'el más importante es el primer amor', cuando realmente debería ser el último. Creen 'cometer locuras', cuando no son más que equivocaciones una detrás de otra. Se creen 'fuertes'e 'inmunes', cuando solo se escudan en el pasotismo, o más bien disfrazan la cobardía. Creen 'ser realistas', y lo que pasa es que no quieren aceptar ninguna forma de verdad que haga parecer que ser feliz vale la pena. Creen 'ir un paso por delante', cuando en verdad se limitan a dejar a los demás dos pasos atrás. Ponen de moda la 'chulería' y dejan la 'humildad' como algo antiguo, porque no ven nada bueno en la imagen del espejo y necesitan destacar para alguien más que para sí mismos. Creen ser más 'guays', cuando intentan imitarse los unos a los otros y solo les falta el código de barras para parecer más iguales. Creen 'ser más sexys' cuanto más se acercan al escandalismo, cuando en realidad el atractivo debería poder verse sin tener que pasar antes por una exhibición de anatomía gratuita. Continuamente se hacen llamar 'best friends forever', y luego su amistad depende del chat de un maldito aparato electrónico, todo porque están muy ocupados para darla en persona. Creen 'perdonar a una persona', cuando después son capaces de permitir que el orgullo decida por los dos. Dicen 'modernizarse', cuando esto solo degenera cada día un poco más. Se iluminan más las calles, pero ellos se oscurecen por dentro. Dicen ser 'transparentes', cuando el superficialismo les quema hasta llegar a no reconocerse a sí mismos; reduciéndose a completos robots sin más armas que el engaño y la conveniencia, el hacer las cosas por hacer y decir las cosas por decir... Dicen tantas cosas, y la única verdad es que no saben llamar a las cosas por su nombre.
            


Yo no soy 'una más entre la gente'. Y no cambiaré, aunque las cosas sí cambien.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Do I belong to this world?

Tal vez el mundo sea demasiado homogéneo, o tal vez sea yo la distinta. Me detengo a pensar si es por fortuna o por desgracia que entro dentro de esa minoría, ese diminuto clan de soñadores que esparcidos por el mundo, dicen y piensan cosas -raras a los ojos de otros- y, a causa o como consecuencia de ello, son felices. Digamos que no somos gente común, no? La acción poética está casi extinta, pero yo entre otras personas me encargo de revivirla aunque sea para mí misma, porque creo que es lo único que mantiene el corazón en calma y los pies algo más cerca de la tierra. Blogs, poemarios y cuadernos llenos de ideas, una pared llena de recordatorios y reflexiones son una buena práctica. Sin embargo, la palabra raro no es una buena aproximación para describir a este tipo de gente al que, digo, pertenezco.

¿Peculiar? ¿Particular? Tal vez. Si conocéis a gente que escriba listas de deseos, escuche música en sueños y hasta se plantee la posibilidad de escribir un testamento o un diario que resuma su vida -detallada- a los diecisiete años, seguramente sería interesante conocernos....Soy de las que se pierden en las palabras y se refugian en los libros durante horas porque es la escapatoria de la rutinaria vida del siglo XXI. Cada mañana intento hacer algo que haga mi día un poco diferente, algo más especial. Cada día gasto horas -con provecho- reflexionando acerca de todas las cosas pensadas y por pensar, las que todos se preguntan y pocos responden, e incluso las que nadie se pregunta. A menudo pienso que necesito una especie de alma gemela, una de esas personas con quien puedes compartir todo, absolutamente todo; un amigo o amiga que sea para mí más que un hermano, que comparta mis tonterías y las que no lo son tanto. ¿Existe de verdad esa clase de personas? No me refiero a un novio, ni tampoco a una amiga con la que puedes pasar horas y horas hablando sobre celebridades y productos de belleza. Me refiero a otra ''excepción'', otra persona de esas minoritarias de las que hablábamos al principio.

Tal vez exista una única persona que, como yo, pueda pensar en cosas inimaginables y entender las que nadie entiende que yo pueda plantearme. Esa clase de persona de la que aprecias hasta los defectos y no le importan los tuyos. Esa clase de persona con la que sientes que eres más ''tú mismo'' cuando estás con él/ella que cuando estás solo. Una especie de relación en la que no existen intereses, ni conveniencias, ni ''friendzone'' ni rollos de esos; con la que hablar sin tapujos ni escrúpulos, sin camuflar ni filtrar ni un ápice de los pensamientos que crucen tu cabecita; soñar libres y hacer de esta vida lo que queramos a nuestra manera y como cosa buena, sin importar una mierda lo que los demás opinen. Sí, los 238 Deseos de mi Lista (LCME) no son ni la mitad de los necesarios para suplir el precio de encontrar a alguien así, una de estas especies humanas '''en peligro de extinción''.

Definitivamente, el mundo necesita locos.



-¿Estaré volviéndome loca? - Eso me temo, Alicia. Has perdido el juicio, estás loca, chalada, majareta. Pero te diré una cosa: las mejores personas lo están.



domingo, 15 de septiembre de 2013

Sal con una chica que lee

Sal con alguien que se gasta todo su dinero en libros y no en ropa, y que tiene problemas de espacio en el clóset porque ha comprado demasiados. Invita a salir a una chica que tiene una lista de libros por leer y que desde los doce años ha tenido una tarjeta de suscripción a una biblioteca. 
Encuentra una chica que lee. Sabrás que es una ávida lectora porque en su maleta siempre llevará un libro que aún no ha comenzado a leer. Es la que siempre mira amorosamente los estantes de las librerías, la que grita en silencio cuando encuentra el libro que quería. ¿Ves a esa chica un tanto extraña oliendo las páginas de un libro viejo en una librería de segunda mano? Es la lectora. Nunca puede resistirse a oler las páginas de un libro, y más si están amarillas.
Es la chica que está sentada en el café del final de la calle, leyendo mientras espera. Si le echas una mirada a su taza, la crema deslactosada ha adquirido una textura un tanto natosa y flota encima del café porque ella está absorta en la lectura, perdida en el mundo que el autor ha creado. Siéntate a su lado. Es posible que te eche una mirada llena de indignación porque la mayoría de las lectoras odian ser interrumpidas. Pregúntale si le ha gustado el libro que tiene entre las manos.
Invítala a otra taza de café y dile qué opinas de Murakami. Averigua si fue capaz de terminar el primer capítulo de Fellowship y sé consciente de que si te dice que entendió el Ulises de Joyce lo hace solo para parecer inteligente. Pregúntale si le encanta Alicia o si quisiera ser ella. 
Es fácil salir con una chica que lee. Regálale libros en su cumpleaños, de Navidad y en cada aniversario. Dale un regalo de palabras, bien sea en poesía o en una canción. Dale a Neruda, a Pound, a Sexton, a Cummings y hazle saber que entiendes que las palabras son amor. Comprende que ella es consciente de la diferencia entre realidad y ficción pero que de todas maneras va a buscar que su vida se asemeje a su libro favorito. No será culpa tuya si lo hace. Por lo menos tiene que intentarlo.
Miéntele, si entiende de sintaxis también comprenderá tu necesidad de mentirle. Detrás de las palabras hay otras cosas: motivación, valor, matiz, diálogo; no será el fin del mundo. 
Fállale. La lectora sabe que el fracaso lleva al clímax y que todo tiene un final, pero también entiende que siempre existe la posibilidad de escribirle una segunda parte a la historia y que se puede volver a empezar una y otra vez y aun así seguir siendo el héroe. También es consciente de que durante la vida habrá que toparse con uno o dos villanos. 
¿Por qué tener miedo de lo que no eres? Las chicas que leen saben que las personas maduran, lo mismo que los personajes de un cuento o una novela, excepción hecha de los protagonistas de la sagaCrepúsculo. 
Si te llegas a encontrar una chica que lee mantenla cerca, y cuando a las dos de la mañana la pilles llorando y abrazando el libro contra su pecho, prepárale una taza de té y consiéntela. Es probable que la pierdas durante un par de horas pero siempre va a regresar a ti. Hablará de los protagonistas del libro como si fueran reales y es que, por un tiempo, siempre lo son.
Le propondrás matrimonio durante un viaje en globo o en medio de un concierto de rock, o quizás formularás la pregunta por absoluta casualidad la próxima vez que se enferme; puede que hasta sea por Skype.
Sonreirás con tal fuerza que te preguntarás por qué tu corazón no ha estallado todavía haciendo que la sangre ruede por tu pecho. Escribirás la historia de vosotros, tendreis hijos con nombres extraños y gustos aún más raros. Ella les leerá a tus hijos The Cat in the Hat yAslan, e incluso puede que lo haga el mismo día. Caminareis juntos los inviernos de la vejez y ella recitará los poemas de Keats en un susurro mientras tú sacudes la nieve de tus botas.
Sal con una chica que lee porque te lo mereces. Te mereces una mujer capaz de darte la vida más colorida que puedas imaginar. Si solo tienes para darle monotonía, horas trilladas y propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que lee.
O mejor aún, a una que escriba.

sábado, 14 de septiembre de 2013

La vida es corta, pero bien vivida, es más que suficiente.


Find your way, meet good friends, learn a lot,keep happiness, be yourself. Work hard and be nice people. That's all!...Then, CARPE DIEM.

martes, 10 de septiembre de 2013

Versibus Fugit.

Acuna el purpúreo ocaso 
las frías noches del otoño: 
abrazo lechoso de un claro de luna,
espejo oscuro, reflejar del día,
ambiguo arrullo de tu bella letanía.

Maravilla renacida de las sombras,
eres para mí fugaz deseo,
sueño volátil, delicioso,
inspiración perpetua, a la conciencia asida,
la frugal visión de tu caducifolia vida.

Gozo inefable, cubres mis ojos de llovizna
para sentir más lento tu reclamo,
para ver de nuevo sus pupilas yertas;
para que en el claroscuro de las ramas
se me figure la curva de su innífuga sonrisa.

Septiembre eviterno,
eres la esencia dorada y ocre
escanciada entre los valles,
eres un efímero recuerdo 
de las tardes sin nombre
y los paseos sin rumbo,
pasos valientes sin sur y sin norte.

Me invita tu ser 
a degustar auroras más descafeinadas,
a tocar violines mejor afinados,
a compartir pensamientos desmesurados,
a esclarecer las ideas por el tiempo ahumadas.
Rendirme en tu bohemia vida ansío,
perderme para siempre en el compás de tu rapsodia,
a vencer mi alma en tu reposo sosegado,
antes de que el frío desmenuce mis sentidos.

Eres primavera anticipada,
aire puro entre las hojas cobrizas,
ondas de viento en armonía, 
libertad, batir de alas,
comunión de estrellas en un mismo firmamento,
cárdeno sentir de mis latidos en el pecho,
inspiración curiosa, clandestino verso,
cantar de almas perdidas, presagio sempiterno.

Despiértame cuando, rumiando las sombras,
devorando los minutos, consumiendo los segundos,
en la espesura del invierno se confunda el día.
Permanece solo, candente, latente,
en corazones solitarios henchidos de poesía.

                                                  Silvermist.

domingo, 25 de agosto de 2013

¡No paren el mundo! En vez de bajarme, disfrutaré el viaje.

En este mundo lo que hay es una crisis moral. Date cuenta, la gente que va por la calle ya no sonríe ni saluda como antes. Se han perdido y no quieren encontrarse. Porque cuando juegan a las cartas tienen billetes por naipes; porque en vez de regalar rosas te entregan solo el tallo con las espinas. ¿Qué estamos haciendo? Erigimos ciudades grises y no hay transeúntes sino manadas de individuos sin vida, que discurren como el tráfico lenta y densamente entre los rascacielos, esos guardas gigantes de la gran ciudad, que nos impiden ver el azul del cielo. El humo de los coches nos colapsa la garganta, limitándonos a decir solo las palabras feas, y haciendo morir ahogadas las más bellas. Y los pitidos y bocinazos rugen taponando nuestros oídos del mismo modo, obligándonos a escuchar tan solo las desgracias, los sucios cotilleos y los insultos de vecina a vecina.

La culpa es de la gente que con el paso de los años se vuelve amarga y envidiosa. Sólo piensan en sí mismos, joder...Ya nadie abraza si no es para llevarse el poco calor que te queda en el cuerpo; ya nadie besa sino besos de segunda boca y sin sentido; ya nadie sostiene la mirada fijamente sino para ver su propio reflejo en tus pupilas.  En los diccionarios, la palabra Amor ha sido sustituida por Avaricia, la Belleza ha sido suplantada por  la Burla, la Caridad por la Calumnia..., y del mismo modo la D, E, F, etc, hasta acabar el abecedario.

Porque las palabras que construyen la lengua de esta sociedad no pueden formar poesía. No hasta que haya alguien valiente que salga a la calle a colorear las flores, a saludar a quien lleva mala cara, a cantar unas notas que rompan la crudeza del silencio, a poner alfombras sobre las aceras, a vender sueños, a envolver sonrisas con papel de regalo. Simplemente, fuera ya de las metáforas, a hacer que alguien se sienta especial una vez al día. Querer destapar la Felicidad no es ''no ser realista'', es no autoconvencerse de que no servimos para nada y de que nada vale la pena. No te engañes, eso se llama cobardía. Si necesitas una mano para rescatarte, puede que te ofrezcan muchas, pero recuerda que también tienes una al final de tu brazo.

viernes, 23 de agosto de 2013

utopía

Juguemos
a rozar el cielo con las yemas de los dedos,
a atrevernos a soñar deshilachando los miedos;
tiñamos con acuarela la sangre de nuestras venas,
surquemos juntos el mar donde naufragan las penas;
inventemos un lugar donde no exista la gente,
donde bebamos a sorbos el amor adolescente;
construyamos un castillo donde reine la utopía
y las caricias del sol nos despierten cada día.

Versos desperdigados por encima de la mesa

Entre suspiro y suspiro, se cuela la poesía;
rimas que, como la noche el alba ansía,
fugaces salen en curiosa melodía,
desordenadas notas en sugerente armonía
expresan el bucólico sentido de mis días.

* * * * * *

Cómo mirarte ahora
sin perder la compostura
si me pierdo en tus castaños ojos,
la más extensa llanura;
el océano de hielo en que se ahoga la cordura:
flameantes, vivas llamas
de la más divina hechura.


Versos sueltos, escritos por Silvermist. Todos los fragmentos de poemas publicados en este blog son parte de un poemario (aún en proceso de creacion), y que si evoluciona como espero y con mucha inspiracion, será publicado en un futuro, tal vez en otro blog aparte. :)
Posdata: La poesía es algo personal, intransferible, de creación propia. Puedes compartir,pero no copiar o utilizar en tu nombre. Muchas gracias :)


jueves, 22 de agosto de 2013

rêve jamais fait

Quiero envolverme en tu aroma,
encender las ilusiones que algún día se fundieron.
Quiero bañarme en tu risa,
esa alquimia de pasiones
licor de los corazones
que hacia el olvido partieron.
quiero regalarte un beso
digno de inspirar canciones
que para ti se escribieron.
quiero ser marca indeleble
impresa en las emociones
que en tus poemas nacieron.



miércoles, 31 de julio de 2013

La chica que escribía versos en un poemario. (Parte 1)

''Esto está muy vacío sin tí'', susurró. Miraba desde su cama fría la noche oscura, que había acaparado el cuadro delimitado por los márgenes de su ventana. Sin duda él estaría mirando esa misma luna pobre, pero con otros pensamientos. A veces se daba cuenta de que hablaba con él en voz baja, pero eran palabras procedentes de alguna clase de fantasía creada por su mente en un vano intento de tenerlo presente, de retener su recuerdo. Lo hacía automáticamente, sabiendo que los fragmentos de conversación eran unidireccionales. Él no hablaría nunca. Se apartó el cabello y miró la mesilla de noche, donde reposaba un cuaderno desgastado por las tapas, lleno de ideas, sueños y poemas que cada día significaban menos porque evocaban realidades que quizá ya no experimentaría nunca. Ese cuaderno recopilaba muchos de sus poemas favoritos, algunos de su creación, otros de personas que sin duda eran mucho para ella, otros de poetas de renombre, como Bécquer.

Ella, amante de la escritura, empezaba a maldecir aquel cuaderno que le sonsacaba todos los recuerdos... los más dolorosos, los que no se cuentan, los que evocaban el amor más reciente, los que solo alguien como él se atrevía a plasmar, en forma de poesía o de historias. Apretó las mandíbulas en una lucha por contener las lágrimas, surgidas sin duda de la rabia y no influidas en absoluto por la tristeza. Lo maldijo por haberse ido de su vida pero no de su memoria. Aspiró el aire húmedo de la habitación y alejó de su cabeza la imagen que desde hacía dos meses la perseguía, consolidada en sus retinas, colonizadora impetuosa de sus noches, imagen distante y tentadora distracción. Cogió el cuaderno sin ganas y lo abrió, topándose con uno de los versos que habían surgido de su propia mano meses antes, antes que verse envuelta en una soledad antes ficticia, ahora verdadera:

''Las horas transcurren lentas, y los minutos inciertos,
esperando una mirada tuya que me dé el aliento;
o palabras serenas que me libren del hastío
que hace morir poco a poco este corazón vacío.
Extraña será la noche que no pregunte a la luna
si las esperanzas mienten, o serás tú mi fortuna;
Con la almohada por testigo y una lágrima furtiva,
me callo con la promesa de quererte mientras viva,
sellando así un 'para siempre' que el alma jamás olvida...
y con tu nombre en los labios, al fin, el sueño me convida.''