Entro y me siento en el primer sitio que veo. El Metro no está vacío; hay mucha gente interesante. A menudo fantaseo durante las doce paradas que me separan de mi destino, y hoy no creo que haga otra cosa. Como pasa a veces en los hospitales, me entra una ligera sensación de mareo con este aire frío, la ausencia de sol y un cierto olor a productos de limpieza. Me pongo la chaqueta de puntoo y coloco la mochila entre los tobillos. Conecto el iPod y con ''Stereo Hearts'' (Gym Class Heroes ft. Adam Levine) y el chirriar del vagón contra los raíles al arrancar, comienza mi viaje. Me divierte mirar a la gente e imaginar sus vidas, o su personalidad, e imaginarme ser uno de ellos por un rato. A veces pienso que no debería hacerlo.
Mis pensamiento recaen en la chica de enfrente: su pelo rubio platino le llega hasta la barbilla, sus ojos azules enmarcados por una gruesa raya de eyeliner negro resaltan sobre su impoluta piel blanca como la cal. Sus labios, serios, inexpresivos, pintados de negro, revelan su identidad: una ''gótica'' y misteriosa chica que solo teclea su Blackberry morada con las manos, repletas de anillos de plata con calaveras, por cierto. Su expresión triste y lúgubre es, pposiblemente, su forma de distinguirse de la gente, de mostrar su carácter independiente , puede que rebelde y alternativo. La verdad es que la canción que estoy escuchando no acompaña para nada, casi pegaría más la canción de las Monster High...pero en fin; total, que acabo desviando la mirada hacia el chico de al lado; su pelo es negro como el carbón y tiene unos impactantes ojos verdes, brillantes y cristalinos. Por el contrario que la chica de antes, éste parece completamente enérgico, positivo, alegre y despierto. Su sudadera 'verde Heineken' lleva el lema ''Create your own lifestyle'' en letras blancas de grafitti. Su mochila, repleta de pins de colores, descansa a sus pies llena a rebosar junto a unos enormes headphones de color rojo y una carpeta forrada con fotos de amigos y famosos deportistas. A su lado, un hombre mayor, con el pelo cano y una parka marrón tabaco, le contempla y parece estar pensando: ''Me recuerda a mi nieto Luis, todo el día con la música, los monopatines y los grafittis. Esta juventud de hoy en día...''.
En el vagón contiguo, unas niñas chinitas juegan a mamás y a papás lanzando risotadas mientras sus cuidadoras discuten acerca de los sueldos de sus maridos. Frente a ellas, un treintañera bebe un Danup mientras hojea el peródico. Las ojeras marcadas bajo sus ojos enrojecidos evidencian una mala noche, y, posiblemente, una mañana fatal. ''Pues- pienso-, leyendo las noticias no creo que se alegre más''. Crisis, accidentes, paro, corrupción, política, muerte, más crisis...Yo por eso no leo el periódico; solo dicen cosas malas! No digo que esté muy bien el mundo, pero nunca oigo hablar de las reformas del polideportivo ,de la canción tan guay que ha sacado mi grupo favorito, ni de los bebés que han nacido esta semana (y que son muchos), de lo limpio que está hoy el Metro, del buen tiempo que está haciendo últimamente, ni de lo bien que se lo pasa uno si quiere en esta ciudad.
Hace un rato que ha empezado en mi iPod la canción de Demi Lovato ''Give your heart a break'' y ya va casi por la mitad. ¡¡Mi parada!! ¡qué rápido! Va ya por Dios, voy a tener que posponer mis improvisadas diversiones para ir andando hasta el cole. La próxima vez, trataré de dejar tranquila la vida de los demás y contaros la mía xD.
Cojo la mochila y me levanto del asiento. Dirijo una sonrisa amable a la gótica y guiño un ojo divertido al skater, que se ríe y me saluda con la mano siguiendome el juego. Salgo del Metro y disfruto del viento soleado que me da en la cara y zarandea mi pelo. Ahora, tarareando What de Hell en mi cabeza, toca imaginar qué va a ser de mi día y qué voy a hacer para aprovecharlo.
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